lunes, 24 de septiembre de 2007

Estilos de Familia


La autora Baumrind, en una de sus investigaciones llega hacer una clasificación acerca de los Estilos Educativos Paternos, los distribuye en: Democrático, Autoritario, Permisivo y Negligente. A pesar de su coincidencia en ciertas características de éstos Estilos, hay diferencias que las distinguen. Uno de estos estilos es el más recomendado a las familias, ya que influye positivamente en el desarrollo del niño.
Estilo Educativo Democrático: existe un notable afecto de cariño de los padres hacia sus hijos, pero también hay firmeza necesaria para mantener los principios de las normas establecidas, los padres procuran que surjan a partir de la reflexión y el razonamiento sobre las consecuencias que pueden desencadenar el hecho de no cumplirlas. Se espera respeto a lo acordado y cooperación para facilitar su aplicación.
Estilo Educativo Autoritario: se caracteriza por abundantes y estrictas reglas, inflexibilidad, donde no se permite ningún tipo de negociación, o discusión o diálogo con niños o niñas. Controlan el cumplimiento de las normas, existiendo además, amenazas e imposiciones como medidas para obtener obediencia y respeto. Estos padres también se caracterizan por un bajo nivel de expresión de afecto y lo poco diligentes que son para conocer los intereses de los hijos y satisfacer las necesidades afectivas. Las investigaciones hasta ahora indican que hay mayor asociación de baja autoestima, aislamiento social y sentido de insatisfacción e infelicidad.
Estilo Educativo Permisivo: se identifica con pobre control y restricción hacia los hijos, se aceptan las demandas de ellos. Se combina el afecto con el deseo de “dejar hacer” sin control, dentro de amplios márgenes. Estos padres crean una dinámica familiar en la cual el niño se siente querido y disfruta de mucha libertad, tanto de acción como de expresión. Padres tienden adaptarse a los hijos y sus esfuerzos están dirigidos a identificar sus necesidades y sobretodo sus preferencias. El resultado de este estilo particular puede manifestarse en agresión, estilos inconsistentes en sus actos, pobre control de impulsos.
Estilo Educativo Negligente: es caracterizado por no involucrarse en las actividades del niño, no interesarse por sus deseos o logros y hay baja intensidad afectiva en la interacción padre/madre, niña/niño y desinterés con respecto a las conductas que manifiesta el niño. A penas existen normas para que los hijos cumplan, no dialogan entre padres e hijos, se involucran muy poco en su educación.

Luego de haber mencionado las características de cada Estilo Educativo Paternos, creemos que el mejor Estilo Educativo para los hijos, es el equilibrio entre estos cuatro, ya que contienen los elementos precisos para una mejor educación y un mejor desempeño y desarrollo del niño(a). También un condimento muy relevante para todo esto, es el ambiente en el que se desempeña y se desarrolla el niño, ésto depende principalmente de los padres. Una parte importante de la labor en la crianza es guiar, tener reglas que permitan la buena convivencia familiar, escuchar con detenimiento los deseos y las preocupaciones de los niños(as) y evaluar las metas y visión familiar al tomar decisiones.
En conclusión, la crianza es un proceso complicado que incluye no solamente los aspectos anteriormente expuestos, sino también otros factores como lo son nuestra personalidad, la personalidad particular del niño o de la niña, las dificultades de la familia y los diferentes tipos de familia. Lo que esta claro es que debemos ver la crianza como mucho más que simplemente disciplina. Criar también incluye la formación de valores, el desarrollo de los talentos particulares del niño o de la niña, el enriquecimiento a través de las artes, deportes, los valores espirituales y la preocupación por el bienestar social. Todos estos son elementos fundamentales para desarrollar seres humanos que aporten y contribuyan a nuestra sociedad.
Nataly huerta- Josefina Cuevas

No solo de la boca salen palabras para comunicarse, si no que de todo el cuerpo”

Esta corta pero clara frase explica muy bien, a lo que nos referimos cuando hablamos de expresión corporal. Ésta, también llamada el lenguaje del cuerpo es una de las formas básicas para la comunicación humana, de hecho, es una de las formas mas primitiva para comunicarse, utilizada por nuestros antepasados cuando aún nos conocían el lenguaje oral, se comunicaban y entendían a través de las expresiones que hacían con su cuerpo.
También podemos hablar de éste como un comportamiento exterior espontáneo o intencional, que traduce emociones o sentimientos mediante el lenguaje corporal. También es una disciplina cuyo objeto de estudio es la conducta motriz con finalidad expresiva, comunicativa y estética en la que el cuerpo, el movimiento y el sentimiento constituyen sus instrumentos básicos de expresión y comunicación. Esta disciplina se constituye por la interrelación de los lenguajes expresivos, antropología del movimiento (juegos, danza, acrobacia tradicional), artes del movimiento (danza, danza-teatro), comunicación social (lenguaje no verbal, proxémica), artes literarias y artes sonoras, psicología aplicada al movimiento (eutonía) y creatividad.

Este concepto con el tiempo ha ido evolucionando mucho y aplicandose a diversas áreas, ya que lo que en un principio fue una técnica interpretatíva utilizada para activar la expresividad del actor, ha ido ampliando su radio de acción a campos tan distantes como puedan ser la psicología, la animación sociocultural, la danza moderna, la psicomotricidad o la educación física. Por eso expresión corporal es un concepto ambiguo e impreciso, con un contenido semántico tan amplio que parece abarcarlo todo y nada al mismo tiempo. Durante la década de los sesenta se impuso como un procedimiento de intervención en el que todo tenía cabida: sensibilización motriz y emotiva, comunicación corporal, desbloqueo y liberación de tensiones, desinhibición, psicodrama, catarsis, dinámica de grupos, performance, happening. Algunos la identificaban con la danza; otros, con el mimo; otros, con la disposición natural de ciertas personas para gesticular; otros con la técnica de interpretación actoral, e incluso quienes la situaban en el campo de la psicomotricidad. Sin duda, el término encierra nociones diferentes según lo utilice un actor, un profesional de la danza, un psicoterapeuta, un profesor de educación física, un psicodramatista, o un animador sociocultural.
La expresión corporal ha tomado sus técnicas y procedimientos de las más diversas procedencias: mimo, técnica actoral, danza, psicodrama, yoga, acrobacia, técnicas de meditación y gimnásticas orientales, kinesiterapia, dinámica de grupos, etc. Su difusión y éxito se debe a una toma de conciencia generalizada de que todo el mundo es capaz de expresarse corporalmente, de que no se necesitan accesorios ni soportes, ya que el medio es el propio cuerpo, y que, por tanto, no está reservada únicamente para aquellos que son determinados como retardados ni para aquellos que se hacen llamar superdotados.
En la década de los sesenta empieza a adquirir estatus propio como una tentativa de contestación y renovación de técnicas ya constituidas. En este sentido, algunos sostienen, como Bossu y Chalaguier (1986), que “es una forma original de expresión, que debe encontrar en sí misma sus propias justificaciones y sus propios métodos de trabajo”. Se la considera como un lenguaje que se manifiesta y se percibe en varios niveles, puesto que logra la integración de los planos física, afectiva, social y cognitivo de la persona. Y, como todo lenguaje, es susceptible de que el sujeto alcance en él diversos grados de dominio y competencia.
Cuando se habla de expresión corporal, cualquiera sea el contexto, se suele poner el énfasis fundamentalmente en la dimensión expresiva, algo en la dimensión relacional y comunicativ0a pero se olvida la dimensión cognitiva.
Señala Stokoe (1967) que "la EC, así como la danza, la música y las otras artes, es una manera de exteriorizar estados anímicos". Se enfatiza, igualmente, el sentimiento de liberación que produce la práctica de la expresión coporal, aduciendo que la exteriorización de estados anímicos más o menos intensos y contenidos produce un cierto alivio, "libera energías, orientándolas hacia la expresión del ser a través de la unión orgánica del movimiento, del uso de la voz y de sonidos percusivos" (Stokoe, 1967). La liberación de las tensiones acumuladas viene a significar "expansionarse un poco", "relajarse", "descargar la agresividad, la energía", "desbloquear lo que está bloqueado" (Salzer, 1984). Relajar, distender (con su doble sentido de deshacer las tensiones musculares y las psíquicas), descargar, desatar, desbloquear son términos que se utilizan para expresar los resultados que se producen o esperan de la práctica de la EC.
La dimensión expresiva también implica estimular, abrirse a las sensaciones, afinar los sentidos despertando la sensibilidad, darse cuenta de lo que se percibe aquí y ahora. El contacto sensorial actual con los sucesos internos en el presente y el darse cuenta de las fantasías son otros de los objetivos. Por eso, algunos autores relacionan la expresión corporal con la de toma de conciencia y con las técnicas de bienestar (Calecki y Thévenet, 1986).
Por otra parte, se insiste en que la expresión corporal es una experiencia de movimiento libre y espontáneo, de creación con el cuerpo. Se pretende con su práctica aprender a encontrar lo nuevo, lo imprevisto, lo no habitual; "estar preparado para inventar instantáneamente una respuesta satisfactoria a situaciones nuevas" (Drospy, 1982); "dar salida a la espontaneidad creadora en bruto" (Salzer, 1984); descubrir todas las posibilidades que surgen del cuerpo. Expresión corporal y creatividad expresiva siempre van unidas. La expresión corporal si es tal, es al mismo tiempo creativa, porque no puede entenderse una actividad humana donde interviene persona holísticamente sin la capacidad creativa. (Trigo, 1999)
Pero no hay que olvidar la dimension cognitiva de la expresión corporal, pues para exteriorizar una idea se requiere un proceso mental, que en esencia consiste en buscar los signos más apropiados de lenguaje corporal y combinarlos del modo más adecuado para que permitan transmitir el mensaje que se quiere comunicar. En este sentido, en cualquier acto de expresión corporal encontramos dos niveles: expresivo (acción externa: actividad manifiesta a través del movimiento, gesto) y cognitivo (acción interna: actividad oculta, pensamiento, sentimiento).